El arte de vivir, el arte de sentir
Soy Málaga y me siento culpable de pintar tu viaje con los colores de la cultura. De invitarte a conocer más de 40 museos. De presentarte a un tal Pablo Picasso. De abrirte las puertas del Thyssen y el Pompidou. Me siento culpable de que el flamenco se te meta en la piel, a puro taconeo, guitarra y cante. De hacer que sientas que la vida es un festival que se vive una y mil veces. De erizarte la piel mientras las jábegas se cruzan en el horizonte con toda su tradición. De ayudarte a desconectar, en un musical, en un concierto o detrás de una copa de vino. Me siento culpable, incluso, de que todo esto te haga querer volver a visitarme.
Confesiones de una ciudad
Soy Málaga y me siento culpable. Lo confieso.
He sido yo, la que te ha llamado sin llamarte.
La que te ha tentado sin tentarte. La que, sin que te dieras cuenta, te ha atrapado entre sus paisajes, entre su gente, entre su forma de vivir.
Me siento culpable por…