
Una tradición que se siente en cada paso
Soy Málaga y me siento culpable de la tradición, de mucha tradición. Porque en mis calles puedes sentirla. Porque puedes respirarla en mis rincones cada Semana Santa. Me siento culpable de que cada paso sea tu paso. De que te quedes hipnotizado por cada procesión. De que cada iglesia sea un destino en sí mismo. De noche y de día, de que vibres con la energía de lo ancestral. Tronos, hermandades, catedral, cirios, vírgenes, cristos, orquestas, penas y saetas... Me siento culpable de que toda esta fusión de sensaciones te recorra el cuerpo como un aluvión imparable. Lo asumo, así me siento, tradicionalmente, cada Semana Santa.
Confesiones de una ciudad
Soy Málaga y me siento culpable. Lo confieso.
He sido yo, la que te ha llamado sin llamarte.
La que te ha tentado sin tentarte. La que, sin que te dieras cuenta, te ha atrapado entre sus paisajes, entre su gente, entre su forma de vivir.
Me siento culpable por…


Por transformar un evento en algo muy especial
Ver más
Por demostrarte que incluso las cosas que no se mueven, movilizan
Ver más
Por llevarte a navegar por un mar de sensaciones sin explorar
Ver más
Por despertar tus sentidos con experiencias inimaginables
Ver más
Por desvelar que tu lugar soñado existe
Ver más
Por hacerte saborear una gastronomía con alma
Ver más
Por hacerte creer de nuevo en la magia
Ver más
Por llenar tus pulmones del aire más puro
Ver más
Por convertir cada escapada en un momento único
Ver más
Por abrir un océano de oportunidades para conocerme
Ver más
Por hacerte vivir momentos inolvidables en familia
Ver más
Por hacerte revivir la pasión
Ver más
Por enriquecer tu memoria con momentos que perduran para siempre
Ver más