Una tradición que se siente en cada paso
Soy Málaga y me siento culpable de la tradición, de mucha tradición. Porque en mis calles puedes sentirla. Porque puedes respirarla en mis rincones cada Semana Santa. Me siento culpable de que cada paso sea tu paso. De que te quedes hipnotizado por cada procesión. De que cada iglesia sea un destino en sí mismo. De noche y de día, de que vibres con la energía de lo ancestral. Tronos, hermandades, catedral, cirios, vírgenes, cristos, orquestas, penas y saetas... Me siento culpable de que toda esta fusión de sensaciones te recorra el cuerpo como un aluvión imparable. Lo asumo, así me siento, tradicionalmente, cada Semana Santa.
Confesiones de una ciudad
Soy Málaga y me siento culpable. Lo confieso.
He sido yo, la que te ha llamado sin llamarte.
La que te ha tentado sin tentarte. La que, sin que te dieras cuenta, te ha atrapado entre sus paisajes, entre su gente, entre su forma de vivir.
Me siento culpable por…