Naturalmente, una bocanada de libertad
Soy Málaga y me siento culpable de conectarte con la naturaleza. De todo el sol, presente más de 300 días al año. De las vistas. De las palmeras bailando al ritmo del sonido del mar. De erizarte la piel con cada paisaje. Y del aire puro penetrando en tus pulmones como una bocanada de vida. Me siento culpable del silencio en el monte. De esa sensación de tus pies hundiéndose en los kilómetros de playas que quieres pisar. De poder ver con los ojos cerrados, un atardecer que no puedes dejar de mirar o la desconexión de un paseo que sabes cuándo empieza, pero no cuándo termina. Me siento culpable de todo esto, porque, naturalmente, querrás volver a verme.
Confesiones de una ciudad
Soy Málaga y me siento culpable. Lo confieso.
He sido yo, la que te ha llamado sin llamarte.
La que te ha tentado sin tentarte. La que, sin que te dieras cuenta, te ha atrapado entre sus paisajes, entre su gente, entre su forma de vivir.
Me siento culpable por…