
Una emoción en cada rincón
Soy Málaga y me siento culpable de esa brisa que te despeina mientras navegas, y de que no te importe. De hacerte sentir esa desconexión, mientras conectas con la tranquilidad del Mediterráneo. De que el arte se te cuele por los ojos en cada uno de sus museos, y que te estremezca hasta el último centímetro de tu cuerpo. De acariciar tus labios con la mejor gastronomía y un vino inolvidable. Me siento culpable de crear recuerdos para siempre, rodeados de arte y cultura. De hacerte sentir el lujo de un hotel con vistas al mar, del valor de la artesanía o de una visita exclusiva que solo puedo tener yo, con mi Catedral, mi Alcazaba, mis museos… Me siento culpable de que me vivas como nunca has vivido otra ciudad.
Confesiones de una ciudad
Soy Málaga y me siento culpable. Lo confieso.
He sido yo, la que te ha llamado sin llamarte.
La que te ha tentado sin tentarte. La que, sin que te dieras cuenta, te ha atrapado entre sus paisajes, entre su gente, entre su forma de vivir.
Me siento culpable por…


Por desvelar que tu lugar soñado existe
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Por hacerte saborear una gastronomía con alma
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Por abrir un océano de oportunidades para conocerme
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Por enseñarte a que sin buscar puedes encontrarte a ti mismo
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Por enriquecer tu memoria con momentos que perduran para siempre
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Por hacerte vivir momentos inolvidables en familia
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Por demostrarte que incluso las cosas que no se mueven, movilizan
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Por hacerte revivir la pasión
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Por convertir cada escapada en un momento único
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Por transformar un evento en algo muy especial
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Por despertar tus sentidos con experiencias inimaginables
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Por llevarte a navegar por un mar de sensaciones sin explorar
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Por ver nacer a uno de los más grandes artistas de la historia
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